domingo, 27 de enero de 2008

En él, la paz se nombra por su nombre

En él, la paz se nombra por su nombre,
no es más que una débil fosforescencia
la inmanencia entre deseo y realidad...
¡ Cuánta voz se distancia de mí
en el ansía de saberlo lejos..!

Pero, cuando bendice y distingue,
su poderoso y enorme hecho,
una súbita determinación se agolpa,

- ¡qué delirio de insolencia pretérita! -

para concitar el hermoso suceso:
el amor derrota nuestro egoísmo,
en la frente se descubre el beso,
las manos adolecen de vacío,
la emoción se abre en pecho abierto.

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