viernes, 25 de enero de 2008

Sostengo la imagen evocada

Sostengo la imagen evocada,
íntima, solaz, incierta;
el pulso que prorrumpe
vital, convencido, enhiesto.
En ti pongo la frágil dulzura
de los días celestes
que llenan mi copa de alegría.
Es necesario que el olvido
quiera someterse a él mismo,
que nada nos parezca extraño
ni siquiera la despedida.
Ahora que el amor
desayuna con nosotros,
cafe y pan con aceite,
es el momento de alejarnos
y pasear cogidos de la mano.

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