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Cántico y acontecer poético.
La luz,
arrojada
como el mar,
en tus ojos
inescrutables.
Vitriolo inflamado
colmado de azul.
La silueta del viento,
se describe apaciguada
en la sombra del árbol.
Sólo tú, en la palabra
que silencian mis labios.
La mirada del Hombre se apacigua, si en la contemplación de su gozo pequeño la luz cansina de la tarde suaviza la habitación del hospital…
Hermano Poeta, te deseamos los que te queremos que nuestros versos te acompañen y velen tu espera. Esa espera que pronto será bienvenida en casa y alegría en tu corazón.
Azules esperas para Olga,
versos que anuncian tu voz.
Tus padres centauros del desierto
de ese pequeño gran deseo por ti,
¡Cuánto amor dormido en el dolor…!
Un beso de vida.
¡… qué no nos roben la alegría !
A Olga y a sus padres, con todo mi cariño y deseos de pronta llegada a casa.… Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando.
Juan Ramón Jiménez.Poemas agrestes1910-1911.
Los lugares espejeantes
en la corriente fluida,
se sumergen atónitos
en la calma anaranjada
y desamparada de la tarde.
Vimos acercar la henchida
nostalgia, hueca de deseo,
y en los altos pinos prendo
su llanto de medio siglo.
Tul de brisa mordida
en los labios anhelantes;
se entreabren, extraviados,
buscando el rastro de aquellos
que le dieron latido y forma.
Arrebolado y en símismo,
el cielo es un mar mudo,
surcado por el tono ausente
de tu hermosísima Palabra.
Se agita poderosa la nave
que en el Atlántico propuso
El Diario de un Poeta Recien Casado.
En esa plenitud me duelen tus versos
pero me acaricia, aún más,
esa prestancia indefinible
que derrama tu Hecho Poético.
Vienes a mí, lumbre célica,
titilante el espíritu de la llama,
embriagada la voz, de viento dormido,
para trotar como Platero en el prado
y degustar las ambarinas gotas
de los higos, dulces como el otoño.
Quedas en el aire ausente…
A Juan Ramón Jiménez.
Versos eterno en la bruma de los tiempos.
A Luis Miguel León. Poeta y Amigo.
por su sensibilidad en el recuerdo del Poeta, Nuestro Poeta. El Poeta.
6 comentarios:
Destellos de melocotón perfilan su mirada al amparo de esta tarde que, se perderá como otra más, en el devenir de los siglos.
Un abrazo, Pedro.
Este poema huele a un otoño anaranjado de piel sueve, Pedro Luis.
Muy bello.
Un abrazo.
... goce derramado ese devenir que mueve el pozo brillante de tu presencia mágica y proverbial...
Gracias Eva por estar ahí. En el lugar donde sabemos encontrarnos y degustarnos.
Un beso de vida.
Pedro Luis Ibáñez Lérida.
... vienes con la mirada extendida y dispuesta a vislumbrar la belleza versos a verso...
Gracias Lola por pespuntear alma y vida, poesía y amistad. La luz del crepúsculo se matiza en tu rostro y se define cintilante.
Un beso de vida.
Pedro Luis Ibáñez Lérida.
Qué sensual y que dulce.
Qué suave su abrazo
y qué firme su amoroso centro.
Soy melocotón trémulo
entre tus rojos labios.
¡¡ ummm..., dulce, dulce...!!
Una verdadera alegría saber de ti.
Un beso de vida.
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