martes, 10 de junio de 2008

La finísima lluvia, tul de viento

La finísima lluvia, tul de viento,
raya el día para dejarlo sordo.
Sólo los pájaros guarecidos
en la frondosa y vetusta higuera,

aligeran la bruma de la tierra
con su irreverente cántico.
Hay una profundidad insomne

que se adhiere pálida y detenida
,
y ofrece la transparaencia del silencio.

Planea sobre los pajizos girasoles,

una cigüeña que se aproxima pausada
desde la verde perseverancia del olivar.

Y, sobre éste, denegridas nubes,

aquietadas por el peso muerto del tiempo,
cierran la voluntad de la luz.



Remedios Varo

2 comentarios:

dulce dijo...

Hermosa estampa, de un paisaje ignoto que adivino, que sueño, que anhelo.... húmedas ilusiones vestidas de tul.

Pedro Luis Ibáñez Lérida. Sevilla. dijo...

Sí. El paisaje que se abre a nuestros sentidos para que la contemplación sea un seducción en sí misma.

Rosas en el jarrón
pero también
en la clara luz,
la que dimanas
y nos envuelve.

Un beso de vida.

Pedro Luis Ibáñez Lérida.