domingo, 24 de febrero de 2008

El roce enervado

El roce enervado
del deseo que no se decide
y, sin embargo, proclamo,
sin ecos, júbilos o desvaríos,
simplemente en silencio.
La insignia del beso robado
en la imagen desnuda,
alberga la fragancia,
de mis manos en tus senos
que pulsan lo arcano.
Ensalivo tu amor,
con el verso sediento
del poema sin propósito,
en el tiempo proscrito
que hallo en tus labios.

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