martes, 4 de marzo de 2008

En ese tiempo

Era el tiempo de los cigoñinos. A la espera, con el buche vacío en el nido, la impaciente llegada de sus progenitores. También lo era de la floración del naranjo amargo, con el azahar esplendoroso y a borbotones entre las verdes hojas. En ese tiempo, murió mi padre.


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