miércoles, 2 de abril de 2008

En el insondable y ausente fondo marino

En el estrecho margen de 14 km que separan dos continentes, África y Europa, seres humanos inician diariamente la odisea dramática de sufrir el embate del mar para cubrirlos. En ese envite la vida es un hilo de seda. Deseo hacerlo brillar mediante este poema que habla de ellos, los que nadie recuerda, por que nunca llegaron...


En el insondable y ausente fondo marino,
la lágrima olvidada se escancia
en la fiesta de los desconocidos,
sobre copas encendidas de hastío.
Bailan en las corrientes turbias
agarrados a la cintura de la esperanza
que les sugiere y, la par, rechaza.
Brillo apagado, fulgor intenso,
la oscuridad latente en hueco inmenso,
del vasto mar en multitud de ecos,
que flotan invisibles en el oscuro secreto.
Nadie nombra a los sin sombra,
en la piedad que alfombra la distancia rota
de atardeceres arrebolados de sangre y luto.
Ningún sol, ninguna luna alumbra su locura,
si, acaso, la voz del tiempo en vuelto en pasado
para aquellos que nunca arribaron.
Almas dispensadas de frío eterno
que deambulan descalzas y sin recuerdos,
laceradas en las asesinas fronteras,
jirones sedientos de espera.

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